EXPLOSIÓN DEL 18/8/1947, DESTROZOS MATERIALES EN LAS ESCUELAS SALESIANAS DE CÁDIZ. #DiariadeCádiz del 27/7 al 5/8/2022
EXPLOSIÓN
DEL 18/8/1947, DESTROZOS MATERIALES EN LAS ESCUELAS SALESIANAS DE CÁDIZ.
En febrero de 1947 el arquitecto
gaditano Antonio Sánchez Estévez presentó un proyecto de reforma distributiva y
ampliación de espacios del edificio principal de las escuelas salesianas de
Cádiz, la escuela había terminado de construirse en 1912, con la ampliación del
patio grande o de los arbolitos.
La necesidad de esta reforma se
fundamentaba en dos razones:
1.- El edificio resultaba entonces
insuficiente para atender el elevado y creciente número de alumnos internos.
2.- El deterioro de las estructuras
sostenidas del edificio.
En relación con la primera, en el año
1945, se había creado además el taller de mecánica y en el curso 47-48, estas
enseñanzas se habían ampliado con una sección de electrotecnia, esta
especialidad había crecido considerablemente en número de aprendices en estos
cursos de inicio, para ubicar el nuevo taller se utilizó el salón-teatro (en
las visitas inspectoriales de esos años se insiste en la necesidad contar de
nuevo con ese espacio educativo.
En este momento además la escuela,
acogía el Aspirantado de Coadjutores de la Inspectoría Salesiana, aumentando el
número de internos, en 1948 eran 250.
En relación con el deterioro
estructural, el informe analiza que los elementos sostenidos: vigas de hierro
de doble T, con una sección insuficiente y bovedillas de ladrillo tosco las
vigas, afirma, (es interesante hacer notar que el edificio de 1904, utilizó
este sistema de soporte de cubiertas, siendo muy novedoso en aquel momento y en
la ciudad). En 1947, la mayor parte de vigas estaban muy oxidadas, amenazando
ruina, incluso algunas cubiertas habían sido ya sustituidas.
Con este proyecto se pretendía: ampliar
la capilla, vaciando los arcos y creando unas naves laterales, con la anexión
de las galerías de los patios de Santo Domingo y del Sagrado Corazón
adyacentes, se volvería a abrir el pasillo de comunicación entre estos patios
evitando la salida al vestíbulo, y que entonces y hoy formaban parte de una
pequeña nave transversal a los pies de la iglesia.
En la planta baja se ampliarían los
espacios de los talleres. También se reformarían las cubiertas de las galerías
del patio grande o de los árboles, ensanchándolas, y creando un espacio
cubierto para el recreo del alumnado en días de lluvia.
Se reubicarían en la planta primera los
talleres de sastrería y zapatería además de 6 aulas.
Se edificaría una nueva segunda planta,
que abarcaría todo el edificio, salvo las galerías, que serían terrazas, y
donde se ubicarían 8 dormitorios de diferentes tamaños además de los
dormitorios de la comunidad salesiana y una amplia enfermería.
Además de la creación de nuevos espacios para servicios
higiénicos y sanitarios, se ampliarían las escaleras existentes a la nueva
planta y se construiría una nueva escalera junto a la cocina. Todo ello
supondría una inversión de 1.882.737,83 pts. de la época, haciendo una
traslación de su valor adquisitivo al año 2000 serían unos 105 millones de
pesetas.
En esos proyectos de mejora y ampliación estaban las escuelas
salesianas profesionales de Cádiz, cuando hace ahora 75 años, el 18 de agosto de 1947 se produjo la
explosión de un almacén de la Base
de Defensas Submarinas de la Armada, situada entre la zona de los Astilleros y
la Casa Cuna, a algo más 1,5 km de las Escuelas Salesianas de Cádiz.
Los
fallecidos y heridos fueron muy numerosos, y el cercano barrio de Severiano,
los Astilleros y la Casa Cuna, quedaron totalmente destruidos.
Las
instalaciones de la escuela sufrieron grandes destrozos, afortunadamente sin
víctimas y con heridos de poca consideración.
La
consulta del libro de crónicas de la Casa (1947-57),
un libro manuscrito, en que se cuentan los hechos de importancia que se han producido en la escuela(en el caso de las escuelas de Cádiz, tiene la serie casa completa desde 1904 hasta la actualidad), nos deja de primera mano cómo se vivió y sintió la catástrofe,
que consecuencias tuvo y cómo se planteó la reconstrucción y la vuelta a la
normalidad.
Por ello os dejo a
continuación lo textos extraídos de las páginas de la citada crónica, bien de
forma directa, entrecomillada y en ocasiones redactados a partir de esas
informaciones.
Según
el cronista:
“Todos coinciden en una afirmación sincera
María Auxiliadora nos ha librado de un gran peligro, pues según el horario
normal, deberíamos encontrarnos ya en la cama, 10 minutos antes; y solamente
con los simples cristales y la oscuridad total en qué quedamos sumidos era
suficiente para tener que lamentar muchos accidentes”
Posteriormente
el fotógrafo Dubois, realizó un reportaje de los daños producidos, imágenes que
a continuación reproduzco, forman parte del Archivo de la Casa Salesiana de
Cádiz.
18/8/1947
¡TREMENDA CASTASTROFE!
Dice la
crónica “A las 9,50 paseaban tranquilamente (superiores y alumnos) comentando
los incidentes del paseo y las posibilidades de otro… De pronto surge un resplandor
que aumenta por momentos. Gran columna de fuego lanzada hacia el cielo.
Majestuosa copa…”
“EL CIELO AÚN CONTINUA
ENCENDIDO CON FULGORES ROJIZOS”
Sigue
la crónica “Un formidable estampido atruena el espacio. Todos corren
despavoridos a refugiarse bajo los pórticos… se derrumbaron 14 tabiques y un
sinnúmero de ventanas y puertas saltaron... y una lluvia de cristales se
precipitó en todas direcciones”.
“Pasados
los primeros momentos, repuestos del aturdimiento el Sr. Director manda que
salgan al paseo de D. Bosco… Se llegan hacia la cancela para contemplar el
espectáculo desconsolador de la imponente riada humana que se desborda por la
avenida Ana de Viya”.
La
crónica detalla de forma pormenorizada los daños: “En la Sala de visita de los
niños, desplome de un tabique de lo que hasta marzo fue la despensa, ruptura de
la magnífica copia de la Inmaculada de Rivera… varios cuadros de grupos
generales del Colegio”.
“Los
talleres de carpintería y mecánica no sufrieron… rotura de cristales. La
imprenta en cambio sufrió como ninguno, el tabique… cayó destrozando material y
cajas, las ventanas y puertas sobre las máquinas; los cristales clavados en los
rodillos y el papel”
También
hubo rotura de cristales y puertas en los talleres de zapatería, en
encuadernación además del cierro de cristales hecho astillas “la sastrería
sufrió la caída de dos tabiques, el de la sala de pruebas y el que separa dicho
taller de la sala de visitas”
Sigue
la crónica: “las galerías y cristaleras totalmente destruidas. En las del patio
del Sagrado Corazón hubo más destrozos que las del de Domingo Savio, en el
primero se encontraban los aspirantes haciendo recreo y no hubo que lamentar el
más leve rasguño”.
“En
el pabellón del externado, resquebrajamiento del cielo raso y amenazando… con
desplomarse … las cristaleras que separan las clases totalmente desechas. El
portaje muy deteriorado… Dubois hizo unas 15 fotografías… como quedaron después
de la explosión”
TRAS
LA EXPLOSIÓN, EL ALUMNADO VUELVE A LA ESCUELA
Hacia
la 1 de la madrugada, la mayoría vuelve, algunos llegaron hasta El Chato, se
reúnen en torno al monumento a D. Bosco, junto a él se quedaron dormidos
muchos, otros fueron llegando hasta las 6, se habían refugiado en las casetas
de obras de la Zona Franca.
LIMPIEZA,
DESESCOMBRO Y VUELTA A LA “NORMALIDAD”
El
día 19 un grupo de internos se trasladan a Campano y a Chipiona. El día 20
comenzó el desescombro de la casa, con la colaboración de los alumnos; por
grupos con un salesiano adecentan cada local. El día 22/8/47 los talleres están
en condiciones de funcionar.
La explosión del 18/8/1947, truncó el ambicioso proyecto,
reduciéndolo y modificándolo considerablemente; por otra parte, el impacto de
la onda expansiva sobre un edificio necesitado de importantes obras de
mantenimiento, fue brutal como puede verse en la situación que quedaron las
cubiertas de las galerías de la primera planta.
Las reparaciones urgentes fueron realizadas por la Comisaría de
Reconstrucción y la primera fase de reconstrucción de los destrozos producidos
por la tragedia, fue obra de la Comisión Pro-Damnificados con la dirección del
arquitecto D. Francisco López Rubio alcanzó un coste de 554.079,47 pts.; en una
segunda fase, fue la Dirección General de Regiones Devastadas que presupuestó
500.000 pts., y que resultaban a todas luces insuficientes, dejando algunas
necesidades estructuras y varias de las propuestas iniciales sin cubrir.
Así la proyectada segunda planta, quedó incompleta, construyéndose solo 1200 m2 de los 2960 m2 inicialmente proyectados (algo más del 40%), esta ampliación fue derribada con la nueva reforma realizada en el edificio de 1981, solo queda el castillete que corona la fachada principal, donde se ubica el reloj y el azulejo de María Auxiliadora, a cuyos pies aparecen las iniciales DGRD (Dirección General de Regiones Devastadas).
También se construyeron las escaleras del patio Domingo Savio, y
se amplió el tramo de la del patio del Sagrado Corazón (hoy de D. Bosco) ambas
hasta esa segunda planta, no así el nuevo tramo de la señorial escalera de
mármol, que aún perdura en su estado original.
Sí se realizó sin embargo la ampliación de la iglesia con las
galerías de los patios, convertidas en naves laterales, sin embargo, la
conexión de ambos patios por el pasillo a los pies de la misma, nunca se
realizará.
Copyright Manuel Holgado García, 2022.08.18
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